jueves, 18 de marzo de 2021

Ignacio Pérez “el mensajero de la libertad”. Un héroe Olvidado

 

Por Fernando Suárez 


El pasado histórico está construido por miles de personas que dieron su vida para construir un mejor presente en su momento y a la vez un futuro más justo para las nuevas generaciones. Sin embargo, no todos los héroes aparecen en la historia oficial. Muchos de estos hombres y mujeres han quedado fuera de la memoria histórica nacional.

Es por eso que la historia de esta semana se la dedicó a Ignacio Pérez, un personaje que si bien tiene un monumento en la ciudad de Querétaro así como una calle que lleva su nombre, lamentablemente ha ido quedando en el olvidado. En una encuesta que se realizó como ejercicio de opinión donde participaron 80 personas, se les mostró la imagen del monumento y se les preguntó si conocían al personaje el 65% de los encuestados respondió negativamente. Además hay que sumarle la poca o casi nula bibliografía en torno a él.

Es por eso que en la siguiente historia tiene como objetivo conocer algunos datos históricos de nuestro personaje y rescatar su participación en el movimiento conspiratorio de 1810 realizado en la ciudad de Querétaro. Quiero agradecer el apoyo del doctor José Martín Hurtado Galves por proporcionarme su obra Epigmenio González e Ignacio Pérez, héroes de la Independencia. Estudio biográfico y crítico, que gracias a su escrito se logró completar este artículo. 

Datos biográficos

Su nombre completo era José Ignacio Pérez Álvarez, nació entre el 12 o 14 de noviembre de 1786 (no se tiene la fecha exacta de su nacimiento, pero si su fecha de bautizo). Oriundo de la Ciudad de Querétaro, pero al parecer de padres españoles, quienes no lo criaron, esta empresa estuvo a cargo de sus padrinos los señores Francisco Pérez (posiblemente su tío) y Ignacia Anguiano, como lo descubrió el doctor José Martín Hurtado Gálvez en documentos oficiales y que están disponibles en la obra citada anteriormente.

No se tiene información de su infancia y juventud de nuestro héroe, sino hasta 1810 cuando la conspiración es descubierta y realizó su gran aportación como mensajero. Se sabe que fue el alcalde de la cárcel de la ciudad, la cual se encontraba en el interior del palacio de gobierno, hoy llamada la casa de la Corregidora, porque ahí residían doña Josefa Ortiz y su familia.

El trabajo de un alcalde de prisión consistía en ser la persona encargada de mantener el orden, reportar las condiciones en que se vivía en su interior y a la vez solicitar recursos para su mantenimiento.

El mensajero de la libertad

¿Cómo sucedieron los acontecimientos en la noche del 13 de septiembre de 1810 y que han permitido que a nuestro personaje se le conozca como “el mensajero de la libertad”?

A continuación numeraremos la participación de nuestro personaje y su importancia.

Primero: iniciaremos por mencionar que la participación de Ignacio Pérez no sólo se limitó a ser el portador del mensaje, sino que participó en las reuniones conspiratorias disfrazadas de tertulias los cuales se hacían llamar “Sociedad Cultural de los Apartistas”.

Segundo: la Corregidora e Ignacio Pérez ya tenían convenido una señal por si las cosas salían mal, en este caso era tres golpes. Cosa que sucedió el 13 de septiembre de 1810, cuando la conspiración fue descubierta. Tradicionalmente se cree que los golpes fueron zapatazos, debido a que la habitación del alcalde se encontraba debajo de la habitación de los corregidores. Sin embargo, las evidencias demuestran que la habitación de nuestro héroe se encontraba alado de la habitación de doña Josefa Ortiz, por lo cual los golpes fueron a un costado en una pared.

Tercero: después de darle el mensaje, nuestro personaje inmediatamente se dirigió a San Miguel el Grande, población que actualmente se encuentra a 42 kilómetros de distancia de la ciudad de Querétaro, donde creía que se encontraba Ignacio Allende. Después de cabalgar por una noche y un día logró llegar a su destino en la madrugada del 15 de septiembre, pero para su mala suerte sólo encontró en dicho lugar Juan Aldama, por lo cual juntos (seguramente por presión de Ignacio Pérez) decidieron marchar a Dolores donde se encontraba tanto Miguel Hidalgo como Ignacio Allende.

Gracias a la tenacidad y terquedad de nuestro personaje los principales líderes de la conspiración no fueron apresados, pero sobre todo decidieron iniciar el movimiento insurgente el 15 de septiembre que concluiría con la Independencia de México en 1821.

Después del mensaje

El historiador Alejandro Villaseñor afirma que Ignacio Pérez después de los sucesos del 15 de septiembre, marchó junto con Hidalgo y Allende a las batallas. Sin embargo, el doctor José Martín Hurtado encontró información sobre su proceder después del mensaje. En primer lugar, nuestro personaje regresó a la ciudad de Querétaro y vivió en ella al menos de 1811 a 1812, esto lo comprueba una venta de una propiedad inmueble que realizó, así como la compra de tabaco.

En segundo lugar, a diferencia de otros conspiradores, Pérez no fue aprendido, si bien le quitaron su puesto de trabajo, sólo fue por un tiempo ya que para el año de 1826 aparece nuevamente como alcalde de la cárcel.

En tercer lugar, al parecer no tuvo necesidad o vivió de forma marginal, pese a  su salario que era de 91.2 reales anuales. Para darnos una idea el doctor Hurtado realizó una comparación salarial, por ejemplo: el gobernador ganaba $2,500 reales, un potrero de hacienda $400 y un mozo $250. A pesar de su salario bajo, logró tener posesiones inmuebles, incluso comprar productos para comercializarlos, aunque no se sabe cómo obtuvo el dinero para poder realizar estas acciones ya que implicaba una buena inversión.

Nuestro personaje, a diferencia de otros caudillos, solicitó una pensión en 1831 por sus acciones en el movimiento insurgente, la cual fue concedida en 1834 por la cámara legislativa. No se cuenta con más información de él sino hasta su deceso el 18 de septiembre de 1846, falleciendo a la edad de 60 años a causa de un dolor en el pecho y pulmón. De esta manera termina la vida de un personaje que su participación fue vital para la insurgencia pero que posteriormente tendrá una vida común, pero no por eso lo debemos dejar en el olvido.

Bibliografía

  • Frías, Valentín. Leyendas y tradiciones queretanas, Biblioteca Frías, México:                 1989.
  • Garrido del Toral, Andrés. Episodios queretanos. CDE del PRI, México: 1998.
  • Hurtado Galves, José Martín. Epigmenio González e Ignacio Pérez, héroes queretanos de la Independencia. Estudio biográfico y crítico. Fondo Editorial de Querétaro. México: 2016.
  • Riva Palacio, Vicente (coord.). México a través de los siglos T. III. México: 1884.
  • Villaseñor y Villaseñor, Alejandro. Biografía de los héroes y caudillos de la Independencia. Imprenta de “El Tiempo”, México: 1910. 


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